Molly Bloom
Molly: Ha llegado la hora.
Bloom: ¿Se acabó?
Molly: El fuego.
Bloom: ¿Quién lo apagó?
Molly: No importa.
Bloom: Me gustan las flores.
Molly: Cuando se secan, me gustan cuando al menos, haberlas arrancado cobra sentido. Dios no hay nada como la naturaleza.
Bloom: Lanzaremos aullidos a la muerte seamos ateas o creyentes.
Molly: Sí entonces somos flores todo el cuerpo de una mujer.
Bloom: Y a veces nos arrancan sin piedad ¿recuerdas?
Molly: Él entendía lo que era una mujer.
Bloom: ¿Él quién?
Molly: Fue la única verdad que dijo.
Bloom: De verdad está hecho el templo de las vanidades.
Molly: Oh, ¡Ese horroroso torrente profundo! oh y…
Bloom: Ha llegado el momento.
Molly: Yo era chica y donde yo era una flor de la montaña sí cuando me puse la rosa en el cabello como hacían las chicas andaluzas o me pondré una colorada sí y cómo me besó bajo la pared morisca…
Bloom: Y dije no.
Molly: Y dije sí.
Bloom: Tú dijiste sí y yo apagué el fuego.
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