sábado, 10 de diciembre de 2016

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Molly Bloom

Molly: Ha llegado la hora.

Bloom: ¿Se acabó?

Molly: El fuego.

Bloom: ¿Quién lo apagó?

Molly: No importa.

Bloom: Me gustan las flores.

Molly: Cuando se secan, me gustan cuando al menos, haberlas arrancado cobra sentido. Dios no hay nada como la naturaleza.

Bloom: Lanzaremos aullidos a la muerte seamos ateas o creyentes.

Molly: Sí entonces somos flores todo el cuerpo de una mujer.

Bloom: Y a veces nos arrancan sin piedad ¿recuerdas?

Molly: Él entendía lo que era una mujer.

Bloom: ¿Él quién?

Molly: Fue la única verdad que dijo.

Bloom: De verdad está hecho el templo de las vanidades.

Molly: Oh, ¡Ese horroroso torrente profundo! oh y…

Bloom: Ha llegado el momento.

Molly: Yo era chica y donde yo era una flor de la montaña sí cuando me puse la rosa en el cabello como hacían las chicas andaluzas o me pondré una colorada sí y cómo me besó bajo la pared morisca…

Bloom: Y dije no.

Molly: Y dije sí.

Bloom: Tú dijiste sí y yo apagué el fuego.

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