sábado, 10 de diciembre de 2016

XIII

Te empachas.
Te masturbas con la almohada.
Y a veces lloras sin motivo aparente.
Es un llanto tan ínfimo,
Tan olvidado,
Que apenas lo reconoces como propio.
De niña no creía en estructuras gramaticales,
Te miraba saltar a la cuerda y quería ser esa brisa que apenas se siente,
La inercia de las cuerdas.
Ha olvidado un sueño que tuvo mientras dormías sobre mi pelo.
Mi pelo largo.
El abuso es un parto de flores y ortigas.
Una hormiga que cosquillea el vientre como un germen
Que se expande.
Lo amaba.
Volvería a amarlo.
Una y otra vez.
Llamabas a mi puerta y yo siempre te abría.
Caminas desnuda por la carretera y luego lloras
Porque alguien quiso matarte.
Camino desnuda porque la brisa me acaricia la nuca.
Es tan sencillo como dejarse tocar,
Dormirse.
A veces quisiera no despertarme.
Otras grito tu nombre pero tú ya no me oyes.


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