sábado, 10 de diciembre de 2016

XXII

De fondo sonará una y otra vez la misma canción.
Parece que le gusta regodearse en la repetición absurda y sublime del ensueño.
Apenas se mueve.

Mira al infinito.

(Donde sólo hay una mesa desordenada llena de libros y papeles y objetos cotidianos).

Su taza de café y:
- ¿Qué ha pasado hoy?
Silencio
-Nada destacable.
(Sólo unos cuantos muertos por accidente y unas cuantas guerras innombrables y el pib y el irpf y la borsa y el valor de los peces gordos).

En el agua.

¡Matrioshka!

Abres una Puerta que abre una ventana y cierra un universo.
.
Se escurre entre tus dedos y las paredes de tus huesos como una gelatina de fresa.

A fuera el tiempo existe.

EXISTE.

Como si  sólo quedaran sentencias enterradas en el subsuelo de tu conciencia.

Impenetrable.

- ¿Qué ha pasado?

Preguntaría.

(Ojalá hubiera dicho algo así. Alguna vez.)

Mientras una puerta da a una ventana que da a un universo.

Una ventana da a un universo que da a una puerta.

O un universo da a una puerta que da a una ventana o viceversa.

De fondo tu canción favorita.

De lejos la luz de la tarde se apaga.

Contar los segundos que quedan para volver a.

Quizás.


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